Edgardo Pablo Bergna
El tema al que me voy a referir requiere de un breve recorrido desde las primeras manifestaciones literarias que dieron lugar, al menos, a uno de los dos núcleos que sostienen la estructura del mito de Don Juan:” la relación con la muerte”. Para luego pasar a la “presentación oficial” que hace Tirso de Molina, al final abordaré las consideraciones traídas por Soren Kierkegaard en “La genialidad sensual, determinada como seducción”
Desarrollo histórico del personaje, origen del mito
según Américo Castro[1], de los dos núcleos que aparecen en todas las representaciones de Don Juan, después de la de Tirso de Molina, uno describe “la relación con la muerte”; el otro a “un joven transgresor de la religión y las tradiciones”.
Con todo, antes de que Tirso de Molina concluyera su Don Juan, en 1630[2], los elementos -relación con la muerte, joven licencioso-, formaban parte de la tradición literaria en España y el mundo, siendo constitutivos de todas las versiones “donjuanescas”, Tirso, Mozart, Zorrilla entre otros.
Veamos pues, donde están las raíces de la relación con la muerte. todas las versiones aluden, en el último acto, a un encuentro, o mejor, a la invitación a cenar que hace Don Juan a Don Gonzalo cuando visita la tumba de éste. La estatua acude a la cita, y a su término le invita a su vez a cenar en la capilla, es aquí donde Don Juan encuentra a la muerte de “la mano” de la estatua que lo lleva a los infiernos sin redención posible hasta la llegada del romanticismo, José Zorrilla, quien realizó la versión más moderna de la leyenda en su obra Don Juan Tenorio (1844), pone a nuestro personaje en brazos de su amada (aunque en la otra vida).
Según Américo Castro se pueden rastrear antecedentes de esta cuestión en lo que en su ensayo llama “el esqueleto amigo”[3], un cuento bretón que refiere lo acontecido a un joven que en ocasión de los preparativos de su casamiento, acude a casa de familiares y amigos con el propósito de participarlos, como en todas partes le brindaban para que bebiese, a su regreso, ebrio, pasó por el cementerio para regresar a su casa mas rápido; a su paso encontró una calavera, le dio un puntapié y dijo: “a ti también te invito a la comida de mi boda”. El día de la comida un esqueleto se presentó y ante el asombro y terror de todos, invitó a cenar al novio al cementerio.
En este cuento bretón aunque resumido, se puede ver esbozada la temática que mas adelante planteara Tirso en relación con la muerte, aunque no se perfilan aún las características mas relevantes del personaje; el romancero Español en su conjunto poético había dado cuenta de este tema y de otros que “habrían de constituir el núcleo del elemento sobrenatural en el drama de Tirso” según nos plantea Castro y se puede apreciar en el poema que transcribo[4]:
“Pa misa diba un galán, caminito de la iglesia,
no diba por oir misa, ni pa estar atento a ella
que diba por ver las damas, las que van guapas y frescas.
En el medio del camino encontró una calavera,
mirárala muy mirada, y un gran puntapié le diera;
arregañaba los dientes, como si ella se riera.
-Calavera, yo te brindo esta noche a la mi fiesta...”
Como se puede apreciar en este fragmento, ya aparece además del joven que profana una calavera, algún rasgo que se acerca a nuestra caracterización de Don Juan, puesto que el joven no diba por oir misa, ni pa estar atento a ella / que diba por ver las damas, las que van guapas y frescas.
otro trabajo posterior a los citados, aporta una característica que se asemeja mas a la obra de tirso ya que nuestro joven invita a una estatua funeraria.
Un dia muy señalado fue un caballero a una iglesia
y se vino a arrodillar junto a un difunto de piedra.
Tirándole de la barba, estas palabras dijera:
-Oh, buen viejo venerable, quien algún dia os dijera
que con estas mismas manos tentara a tus barbas mengua;
para la noche que viene yo te convido a una cena;
pero me dirás que no, que la barriga está llena. (...)
A eso del anochecer llama el difunto a la puerta. (...)
Anda, paje, dile a tu amo, dile que si no se acuerda
del convidado que tiene para esta noche a la cena...
Presentación oficial de Don Juan, de la mano de Tirso
Como se ve, en ninguna de las versiones populares arriba citadas, aparece con la hondura y profundidad el tema que fray Gabriel Tellez abordó en “El burlador de Sevilla y convidado de piedra”, tema de interés universal, objeto de innumerables criticas, decenas de versiones y capaz de inmortalizar a su autor; Tirso de Molina fue motor de todo eso y su Don Juan tomó vuelo propio, se separó de el y abrevó en cuanto autor pudo porque, en mi opinión, la lógica de Don Juan como personaje [si tiene una lógica] es ir de autor en autor, como de mujer en mujer, deja de ser de Tirso cuando tirso escribe el último verso y pasa a ser representado, una y otra vez [un actor no puede representar igual el mismo personaje dos veces] y a ser reescrito, también una y otra vez, siempre diferente, en un permanente fluir pero sin traicionar su esencia, sus rasgos mas íntimos, su secreto.
Así, al pasar por distintas versiones, siempre es Don Juan[5].
Pero volviendo al tema de la presentación oficial Del burlador..., Tirso desplaza el macabro hecho que da origen al mito, para poner en el centro, la personalidad de un hombre cuyo modo de vida y su relación con el amor, la sociedad, y lo ultraterreno son la partida de nacimiento de nuestro personaje, Don Juan desplegará en todo su esplendor su talante conquistador de fuerte atractivo, pero al mismo tiempo se encontrará rodeado de misterio y de muerte que la mano del “Comendador” sellará en un final sublime. Se conforman así los dos núcleos de la trama que subyacen en todas las versiones donde Don Juan es DON JUAN.
Polos opuestos: morir de amor- amar para no morir. El joven Werther y Don Juan
Uso un tono enfático al nombrar a Don Juan con mayúscula, porque toda morigeración que quiera hacerse, toda justificación moral, o incluso, si se me permite, la conversión del final trágico en un drama, donde el amor redime el alma del protagonista, es ponerle red; hablar de otra cosa.
Y me preocupa tratar de aclarar este punto, puesto que las notas y los rasgos propios de la estructura de nuestro personaje, exigen un permanecer hasta el final en el estadio estético[6] término empleado por Kierkegaard y que, según mi opinión, no debería verse bajo la luz de un sistema moral, ya que la trama se desarrolla dentro de un un paréntesis que permite comprender el tema en un sentido “amoral”. Con todo, Don Juan nace como protesta a valores impuestos por la iglesia de la Edad Media.
ramón Pérez de Ayala[7] en su ensayo Don Juan nos comenta que el arquetipo opuesto de Don Juan es Werther[8] El amor de Wether es el amor caballeresco y cristiano de la Edad media europea (...) el amor puro, que mata al amador.
Es necesario que el amor del personaje de Goethe muera con Werther antes de anunciarlo a Carlota, aquí hay un imperativo moral que impide robar el amor a una mujer comprometida, en cambio Don Juan ama a las mujeres que aman, por eso las elige comprometidas. Werther prefiere morir de un amor para el cual no sabe vivir. Don Juan prefiere vivir de amor en amor, para no morir.
Con todo, una obsesión le conduce irremediablemente a la muerte: no el haber engañado a una multitud de mujeres con mentiras y promesas, sino, haberles embargado y cautivado el ánimo. El rasgo dominante de Don Juan, es la incesante seducción; en su relación con la muerte no media la acción salvífica del amor, sino, la orgullosa y temeraria actitud ante “el convidado de piedra”. así, la estatua es la que “salva” al mito.
Seducción v.s. posesión. “La muerte salva al mito”.
A mi entender el mito de Don Juan es protegido en tanto el burlador, no sea redimido al momento de su muerte por el amor de una mujer, en Don Juan no hay intención de poseer a la muerte, no hay actitud ni gesto que la provoque, la invitación a cenar a la estatua del comendador, “es todo eso a una estatua”: un juego ingenuo; sin embargo seduce, y la muerte acude a la cita. La mano de la estatua arrastra al infierno a Don Juan pero a la vez salva al mito.
La larga lista de mujeres, llegó a contar solo en España, según la aplicada contabilidad de Leporello en el Don Giovanni de Mozart, “mille e tre”; toda mujer hubiera esperado ser la mil cuatro y la última, como doña Elvira al suplicarle por última vez que cambie de vida, el categórico no de Don Juan desató su último juego, llegó al límite de seducir a la muerte. aquí se anuda la exacerbación de la seducción, con lo mistérico. El joven seductor seduce a la muerte.
La seducción se manifiesta en nuestro personaje en la obstinación de ir detrás de un ideal inalcanzable, pues, con la posesión se disipa el atractivo; el seductor según Kierkegaard quiere permanecer en la posibilidad, movimiento constante que no constituye historia.
El mito de Don Juan subsiste porque el seductor permanece en la posibilidad, en movimiento, no puede detenerse, domesticarse, antes de que esto ocurra juega su última carta y la juega con la muerte. Quizás sea esta la razón por la que Kierkegaard sostiene que Don Juan no representa a un individuo; la fascinación que sienten todos por Don Juan, es fascinación por la vida, nadie puede desprenderse de ella sin enfrentarse con la muerte.
”El skandalon del nacimiento de la sensualidad” ” la muerte salva a la sensualidad”
Lo que expreso arriba, en pocas palabras, es que el “mito” de Don Juan sigue vigente por su desenlace trágico y universal, el reposo en el amor, le restaría movimiento y constituiría el punto culminante, en un final tan “amoroso” como personal y singular. siguiendo la tesis de Kierkegaard si Don Juan representa la vida misma[9], su final debe plantearse con igual “representabilidad”, por la muerte misma, que por otro lado aporta su lado opuesto, y en palabras del Danés ... representa totalmente el otro aspecto del contenido de la vida, como el caballero y el escolástico, el sacerdote y el seglar.
Veamos ahora como plantea Kierkegaard la aparición de la sensualidad y don Juan como lo sensual en el mundo; en el capítulo la genialidad sensual, determinada como seducción[10] se parte de la idea de representación; como se deja ver más arriba, en la Edad Media lo total se representa en un solo individuo, pero solamente un aspecto está definido como totalidad, por lo tanto será necesario otro individuo que represente totalmente el aspecto opuesto, se sigue que en esta dialéctica los individuos están a pares, uno frente a otro.
Todavía no se presiente la gran unidad dialéctica “sintetizadora”[11]; en la Edad Media, un individuo como representante de la idea, era necesariamente situado en relación con otro individuo, que represente la idea opuesta en un par “cómico”, tratando de que un personaje remediara lo inadecuado del otro.
Así están el rey y el bufón, Fausto-Wagner, Don quijote-Sancho panza, Don Juan y Leporello.
Esta forma dual aparece en este período en la literatura, pero además, es una forma de ver el mundo a la luz del cristianismo; la lucha entre “carne y espíritu”.
Kierkegaard considera que Don Juan es la encarnación de la carne[12] es decir, Don Juan “encarna” la carne, en la dialéctica carne-espíritu; solo cuando se radicaliza esta oposición nace Don Juan como “lo sensual” luchando a muerte contra el espíritu. Este retiro del espíritu produce un verdadero sk§ndalon que ocurre en la baja Edad Media y el espíritu al ser definido solo como espíritu se retira de este mundo así pues al liberarse el espíritu de la tierra, la sensualidad se manifiesta en toda su fuerza(...)[13].Como se ve queda liberado de esta manera lo sensual del espíritu, en este marco se desarrolla toda la fuerza “donjuanesca”, el placer, el júbilo, la alegría se hacen inefables, no encuentra cabida en el lenguaje, tampoco hay lugar para la razón.
Kierkegard sostiene que Con esto no queda dicho todavía que es el reino del pecado(...)[14] y que solo cuando aparece la reflexión, se muestra como reino del pecado. este es el momento en el que Don Juan muere.
En la muerte de lo sensual, encarnado en Don Juan, aparece lo que debe excluirse; es Don Juan la expresión de lo demoníaco definido como sensual. El cristianismo crea la sensualidad para excluirla. [En mi opinión la muerte de lo sensual la conserva intacta, como lo hace con el mito, dejo este punto para desarrollarlo en otra oportunidad]
Don Juan y la música “ola que cuando es cresta es ninguna”
Kierkegaard sigue en su ensayo haciendo referencia a que la leyenda de Don Juan no se vio en su justa magnitud hasta que no se unió a la música; esta relación que representa un “adorno para el espíritu” no se produce hasta el Don Giovanni que magistralmente creara Mozart con la participación de Da Ponte; uniendo así lo que debe estar junto, siendo tan necesario Mozart para Don Juan como Don Juan para Mozart.
Don Juan se manifiesta ahora en plena convivencia con la música, es este el medio que mejor lo expresa. Es una imagen que se realiza en el justo momento en que desaparece.
Don Juan representa la temporalidad del deseo, no seduce a una mujer sino que su objeto es la feminidad. se aleja de lo contingente y lo singular, deja de ser individual, no concreta ningún vínculo y la música acompaña al deseo en su transcurrir con su propia esencia, con su condición de liviandad temporal que la hace inaprensible[15].Por eso deja de ser “cómico”y ahora resulta creíble que hayan sido mille tre solamente en España,y pueden ser muchas mas porque el deseo es inagotable y la seducción infinita; ya no es un individuo, la sensualidad se concibe como principio, se puede decir aquí que la sensualidad es erótica.
Así Don Juan aparece como la genialidad erótico sensual que se expresa en la música.
La seducción con-duce
Veamos como Kierkegaard va definiendo la personalidad de Don Giovanni, lo digo de esta forma porque el Don Juan de Kierkegaard es el de Mozart por lo tanto debe ser leído en su relación con la música. Desde ahora, el mito adquiere una característica que lo marca y lo renueva, no será posible analizar por separado lo unido de esta forma; Don Juan, o mejor, cualquier nota o rasgo de su personalidad debe ser considerada en tanto sea musical y sensual para no dejar de ser estético y caer en definiciones éticas.
Dentro del marco establecido, podría preguntarse cual es el objeto de seducción que cautiva a nuestro personaje, y haría uno mal en responder, que no resiste a cualidades y atributos de una mujer bella o inteligente o de buena posición social. Justamente no son esas cualidades las que le atraen, pues, estos son atributos singulares, que diferencian, y lo atrayente aquí no está en la diferencia, no es la belleza exótica y singular, no es lo extraordinario.
Lo extraordinario es que lo atrayente esté en lo común, o mejor, en lo esencial; en lo femenino.
Se entiende así que incluso coquetas de tres veintenas o la joven y hermosa Zerlina sean objeto de seducción; Para Don Juan cada joven es una joven corriente y cada aventura amorosa es una aventura cotidiana[16] . En cada mujer se produce el milagro de seducción en tanto tengan en común lo que comparten todas: lo esencial “ser mujer”.Si esto no fuera así, si el objeto no fuera “lo esencial”, según Kierkegaard, seria necesaria la palabra; dejaría de ser musical[17] .
Queda así aclarado que el objeto de su anhelo es lo esencial, pero se presenta una dificultad en la interpretación de la palabra seducción, a partir de proyectar lo que el término denota en su acepción corriente desde individuos, al concepto de Don Juan; de ahí la maledicencia, que revela tanto un tratamiento injusto, cuanto una interpretación incorrecta del mito.
Kierkegaard, para allanar este problema, cambia el término seducción por el de “engañador” y explica que para ser seductor es necesaria cierta estrategia, debe haber conciencia y reflexión; en tanto se den estas condiciones, se puede hablar de astucia, de agravio, seria una actitud vituperable y se podría enmarcar éticamente.
En Don Juan nada de esto pasa, no hay conciencia ni reflexión, por eso no seduce, el desea y este deseo luce seductor. Don Juan engaña, y lo hace bien pero sin premeditación, sin plan; es su sensualidad la que engaña a las seducidas, es puro deseo y goza en la satisfacción del deseo.
Por otra parte no hay que olvidar que toda participación de la razón, o de la palabra puestas en el acto de seducir despojaría de toda musicalidad al personaje. [esto es axial en el planteo que hace Kierkegaard]Aclarado este punto se puede volver con cierta tranquilidad al término seducción teniendo en cuenta el sentido en que se lo va a utilizar, que podría sintetizarse predicándolo como un acto incauto y sin intencionalidad
Así, pues, tenemos a un Don Juan que seduce con la energía del deseo sensual, y lo hace deseando la totalidad en cada mujer, eso las convierte y las embellece dejándolas a punto de ser amadas, esta potencia sensual es tan cautivante como inefable, ninguna mujer seducida por nuestro personaje podría contestar mas que “no lo sé” a la pregunta sobre el poder que las subyuga. Todo esto, solamente se puede expresar, a través de la fuerza de la música.
Don Juan deja de ser individuo, se va despojando de lo particular, de toda singularidad, se aleja de la materia; se desrealiza para realizarse en puro concepto, cada rasgo que subyace de Don Juan se mezcla con una nota musical, se hace abstracto y se anuda en un eterno devenir, en cada oportunidad que se escuche el Don Giovanni de Mozart.
Invierno 2004
[1] Marañon, Ingenieros, Pérez de Ayala, De Maeztu, Castro, “Cinco ensayos sobre Don Juan”, Ed. Esperia, valencia s.f.
[2] La primera edición de “el burlador de Sevilla”, de Tirso de Molina, fue en 1630 pero debió ser escrito bastante antes. cf. op. cit. p.12
[3] op. cit. p 13
[4] op.cit. p 15
[5] Ningún otro mito literario ha sido tratado y representado tantas veces en distintos lugares y circunstancias, en todas las literaturas y ambientes; a pesar de los distintos matices que modifican detalles, dejan intacto su carácter esencial.
No obstante, respecto al Tenorio de José Zorrilla, hay quienes ven en la redención final, debido a la intervención de Doña Inés un dudoso gesto que rompe el sentido trágico del mito. cf. por este tema: Lucía d´Angelo, “Don Giovanni” de Mozart. Mito del “donjuanismo” masculino.www.wapol.org/ornicar/articles/lda0203.htm
[6] Kierkegaard describe tres estadios: la vida estética, la vida ética y la vida religiosa. El estadio estético está representado por la figura de Don Juan, de Mozart, el seductor que persigue un ideal de vida hedonista y sensual y que, al no reconocer a los demás sino como objetos, tampoco se realiza como verdadero sujeto. La nueva posibilidad se abre con otra opción: la de la vida ética. La nueva relación con los demás que con ella se inicia la simboliza el matrimonio y el estado de compromisos éticos y de cumplimiento de deberes que impone, que suponen una cierta universalidad. El hombre tiene todavía la posibilidad de un mayor conocimiento de sí mismo en un plano superior: la vida religiosa. Aquella que ejemplifica el sacrificio de su hijo por Abraham: no entiende, pero cree. De la misma manera, el individuo que no entiende la fe y cree se halla ante el absurdo, pero también se descubre a sí mismo como subjetividad, al experimentarse como negación de sí mismo. El paso del segundo al tercer estadio requiere una suspensión total del modo de pensar propio del estadio ético y un salto, que llama «dialéctico», hacia la fe. Todavía le queda al hombre, incluso religioso, la posibilidad de apartarse de la verdad; lo que le espera en el futuro se hace siempre actual en el instante y por eso el hombre permanece siempre en la angustia, que puede traducirse como esperanza del futuro.cfr.dicc. Herder Cd rom
[7] op.cit., p91
[8] Se refiere a Die Leiden des jungen Werthers (Las desventuras del joven Werther, 1774) de Johann Wolfgang von Goethe, primera novela representativa de la literatura alemana moderna.
[9] En la edad media, según Kierkegaard, habita la idea de la representación; (Dios, uno y trino),lo total se representa en un solo individuo.
[10] Kierkegaard, Soren, “Los estadios eróticos inmediatos o lo erótico musical”, (Extracto de la alternativa), trad. J. Armada, Aguilar, Bs. As. ,1973
[11] Se refiere a que en la Edad Media no se tenía todavía el concepto de “idea” como lo hubo después del idealismo absoluto de Hegel; es oportuno señalar que la filosofía de Kierkegaard, en parte, es una respuesta a la filosofía entendida como sistema, tal como está planteada en Hegel; al aboluto hegeliano, Kierkegaard opone la reflexión personal sobre la propia existencia. Es considerado por muchos precursor del existencialismo.
[12] op.cit. p 100
[13] op.cit. p103
[14] op.cit. p102
[15] Según Hegel la música no aparece como espacial sino como idealidad temporal y dice: “Ahora bien, esta primera intimidad y animación de la materia ofrece el material para la intimidad aún indeterminada y el alma del espíritu, y deja resonar y extinguirse en sus tonos el animo con la escala tonal de sus sentimientos y pasiones...”cfr Hegel George W, Estética, introducción, cap. 3El sistema de las artes particulares, trad. Llanos Alfredo, Ed. Leviatán Bs. As. 2002
[16] op.cit.p112
[17] Dejaria de ser musical porque se “detendría” en explicaciones, argumentos racionales; la música como se vio es de un fluir constante; Don Juan para ser “musical” debe acompañarla, no debe detenerse en lo particular por eso la relación de lo esencial con la música Recuérdese que se trata aquí de la interpretación que hace Mozart de Don Juan.
Metaxu: Investigación Filosófica
Secciones de Atenea Buenos Aires
- Agora: Actualidad Política
- Aletheia: Ensayos sobre Filosofía
- Círculo de estudios Sartrianos: Sartre
- Ethos: Ética, Teoría Política, Bioética, Biopolítica
- Palimpsesto: estudios clásicos
- Papeles de Pensamiento Latinoamericano
- Poiesis: Producción Literaria
- VISITE: http://ateneabuenosaires.es.tl
- VOLVER a ATENEA BUENOS AIRES